Notcias te tecnología, política, estilo de vida, economía y finanzas.

Tumblr ↗

Etiqueta: inflación no subyacente

  • Analistas anticipan más inflación en 2021

    Citibanamex

    El consenso continúa anticipando un incremento de 25pb en noviembre. Los 31 participantes en nuestra Encuesta Citibanamex de Expectativas de hoy prevé que Banxico aumentará la tasa de política en su reunión de la próxima semana. El 77% de los analistas (24/31) estima que el incremento será de 25pb, mientras que el restante 23% (7/31) pronostica un incremento de 50pb en la tasa objetivo. La expectativa mediana para la tasa de política al cierre de 2021 permanece en 5.25% (igual que en nuestra encuesta anterior), mientras que para el cierre de 2022 ésta se pronostica en 6.00% (vs. 5.75% hace dos semanas).

    Peso más débil en 2021. El consenso ahora espera el peso en 20.50 unidades por dólar al cierre de 2021, mayor a las 20.30 en nuestra encuesta previa. Al cierre de 2022, el USDMXN se proyecta en 21.00, sin cambios en los últimos cuatro meses.

    El consenso prevé una inflación general anual de 6.2% en octubre. Los encuestados pronostican un crecimiento del INPC de 0.75% mensual en octubre, lo que implica una tasa anual de 6.15%, 0.15pp mayor a la del mes anterior. La inflación subyacente de octubre se anticipa en 0.46% mensual, o 5.15% anual, por arriba de la tasa de septiembre de 4.92%. Por lo tanto, la inflación no subyacente de octubre se estima en 9.23% anual desde el 9.37% anual observado un mes antes. Para noviembre, se proyecta que la inflación general anual se acelere a 6.69% anual (0.58% mensual).

    Mayor inflación general y subyacente para los cierres de 2021 y 2022. Las expectativas de inflación general para el cierre de 2021 aumentaron a 6.70% anual desde 6.50% hace quince días. Las estimaciones para el cierre de 2022 también crecieron, a 3.90% desde el 3.83% anterior. La inflación subyacente pronosticada para 2021 se incrementó a 5.30% desde el 5.10% anterior, mientras que para el cierre de 2022 aumentó a 3.73% desde el 3.67% previo.

    Expectativas de crecimiento del PIB en 2021 disminuyen otra vez. La estimación para el crecimiento económico en 2021 disminuyó ligeramente a 6.0%, después de mantenerse alrededor de 6.1-6.2% durante los últimos tres meses, con un rango de pronósticos que va desde 5.0 a 6.5%. Para 2022, las expectativas de crecimiento disminuyeron a 2.9% desde 3.0%.

  • Home run Inflacionario en México

    ANPEC

    ●        La espiral inflacionaria seguirá su curso en lo que resta del año.

    ●        La elevación de los precios de las gasolinas, gas LP y energía eléctrica son los factores que elevan costos de suministro y producción.

    ●        La sequía y el sobreprecio de la importación elevará los costos de los productos agrícolas como el frijol que ha llegado a costar hasta $53 pesos por kilo, las lentejas hasta $55 pesos por kilo, entre otros

    La creciente inflacionaria en el país es un factor económico que la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) ha venido advirtiendo a partir de los hallazgos de los sondeos de mercado que cada mes realiza, a fin de establecer la variación de los precios de los productos de la canasta básica de consumo esencial y obligado. La inflación no subyacente presentó en el último mes un incremento del 12.21% anual. Este índice inflacionario registra los precios de los productos agropecuarios, de los energéticos y las tarifas autorizadas por el gobierno.

    «Entre otros factores, los precios se dispararon por el ajuste a las tarifas eléctricas dentro del esquema de temporada cálida en 18 metrópolis del país. El cambio a una tarifa mayor de la energía eléctrica más el incremento de los energéticos han encarecido tanto el suministro de las mercancías al mercado como su costo de producción», comentó Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.

    Productos de consumo esencial como el maíz, que empuja a la industria de la masa y la tortilla a buscar aumentar próximamente el kilo de tortilla a 24 pesos; la escasez del frijol negro y pinto en el mercado nacional debido al factor estacional de la sequía nos obligará a importar este grano de consumo básico nacional con el sobrecosto que implique (hasta $53 pesos por kilo).

    La burbuja especulativa del huevo que elevó su precio súbitamente de $36 a $42 el kilogramo; lo mismo ocurre con la lenteja de $44 a $55; papa de $22 a $24; limón de $25 a $44; naranja de $14 a $19; proteínas del mar; cárnicos como pollo de $56 a $68, res de $156 a $170, puerco de $69 a $96 y una larga lista de productos de la canasta básica que han visto elevar sus precios en sus distintas presentaciones, ya preenvasados de marca como también en su formato genéricos y a granel.

    La inflación alimentaria que vive el país es un mal síntoma de la economía nacional que no se debe relativizar ni soslayar. Esta espiral inflacionaria seguirá en ascenso por lo que resta del año. La sequía, la caída del poder adquisitivo, el incremento de las gasolinas, gas LP y luz; restricciones por pandemia y las inauditas prohibiciones comerciales al suministro o las ventas constituyen un coctel amargo para la población que se llama INFLACIÓN ALIMENTARIA, cuyo elegante nombre técnico es “Inflación no subyacente”; ya no se puede negar ni ocultar el hecho, ya que ha provocado una “inflación anual subyacente” de precios del 6.05%, cifra que duplica la prevista por el Banco de México del 3%. 6.05% de inflación es la mayor desde el 2017.

    «Esta estadística traducida a la cotidianidad que viven millones de hogares en el país en su esfuerzo por llevar alimentos a las mesas de sus hogares dejan de ser números para convertirse en rostros de impotencia, en historias de vida de una población que se sumerge cada vez más en una ingesta alimentaria de mala calidad y de escasa cantidad. El pueblo de México es un pueblo resiliente, capaz de resistir sismos, huracanes, pandemias y malos gobiernos, pero lo que no puede sortear es el hambre», finalizó Rivera.

    La inflación es un síntoma de la sociedad mexicana que advierte de una enfermedad que debe ser atendida antes de que tenga graves consecuencias.

    ANPEC pregunta a la clase política: en esta adversidad económica, ¿ cómo piensan que la población ve las campañas electorales, su elevado costo y sus promesas trilladas nunca cumplidas?, en tanto, en las mesas de sus hogares hacen una “oda a las cucharas vacías”.

  • Anticipan inflación alta en marzo

    Citibanamex

    ¿Se cerró la ventana para recortar tasa (al menos por ahora)? Solo 11 de las 29 instituciones (38%) en nuestra Encuesta Citibanamex de Expectativas (ECE) de hoy afirman que el próximo movimiento en la tasa de política será un recorte de 25pb en la reunión de esta semana. Esto contrasta con los 17/28 (61%) y 21/28 (75%) participantes que explícitamente indicaron una expectativa de disminución de 25pb para marzo de 2021 en las ediciones de la ECE del 5 de marzo y del 22 de febrero, respectivamente. No obstante, el consenso sigue anticipando que la tasa de política cerrará el año en 3.75%. En contraste, para el cierre de 2022 la expectativa mediana para la tasa de política ahora se ubica en 4.00% vs 3.75% en nuestra encuesta anterior.

    Menor depreciación en 2022 vs 2021. El consenso estima que, al cierre de 2021, el peso se ubicaría en 20.30 unidades por dólar, nivel similar al de 20.33 previsto hace una quincena. Para el cierre de 2022, el USDMXN se proyecta en 20.55, menor a los 20.73 pesos por dólar esperados hace dos semanas.

    El consenso pronostica que la inflación general anual se ubicó en 3.9% durante la primera quincena de marzo. Los encuestados anticipan que el INPC en la primera mitad de marzo se incrementó 0.29% quincenal, o 3.87% anual, por arriba del 3.68% registrado en las dos semanas previas. Para la inflación subyacente, los analistas esperan una tasa quincenal de 0.21%, o 3.95% anual, también mayor al 3.89% observado hace quince días.

    Para marzo en su conjunto, el consenso anticipa que la inflación general anual será de 4.3%. El pronóstico de inflación general de marzo por parte del consenso es de 0.46% mensual, o 4.29% anual, por arriba del 3.76% de febrero. Para la inflación subyacente, los encuestados esperan 0.35% mensual o 3.92% anual, mayor que el 3.87% registrado en febrero.

    Las expectativas de inflación general para el cierre de 2021 aumentaron a 3.95% desde 3.83% en nuestra encuesta anterior, mientras que para 2022 permanecen sin cambios en 3.50% anual. En cuanto a la inflación subyacente, el consenso sigue esperando que cierre 2021 en 3.60%, mientras que su estimación correspondiente para 2022 se mantuvo prácticamente sin cambios en 3.40%.

    Las expectativas de crecimiento del PIB en 2021 aumentan a 4.5%. Esto es significativamente mayor al 4.0% en nuestra encuesta previa, y la estimación más alta para 2021 desde que empezamos a hacer esta pregunta. La incertidumbre alrededor de esta estimación persiste, con pronósticos que se mueven en un rango desde 3.0% hasta 6.0%. Para 2022, las expectativas de crecimiento del PIB permanecen en 2.7%, como en nuestras últimas dos encuestas.

  • Banxico presenta política monetaria 2021

    BANXICO

    1. Antecedentes

    El Artículo 51 de la Ley del Banco de México establece que en el mes de enero de cada año este Instituto Central debe enviar al Ejecutivo Federal y al H. Congreso de la Unión una exposición de los lineamientos a seguir en cuanto a la conducción de la política monetaria para el año correspondiente. En cumplimiento con esta normatividad, en este documento se exponen los criterios a seguir para la conducción de la política monetaria durante 2021.

    De acuerdo con el Artículo 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, “El Estado tendrá un banco central que será autónomo en el ejercicio de sus funciones y en su administración. Su objetivo prioritario será procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional, fortaleciendo con ello la rectoría del desarrollo nacional que corresponde al Estado”. A su vez, el Artículo 2 de la Ley del Banco de México establece que este Instituto Central tendrá por finalidad proveer a la economía del país de moneda nacional y que, en la consecución de esta finalidad, tendrá como objetivo prioritario procurar la estabilidad del poder adquisitivo del peso mexicano. Además, establece que serán finalidades adicionales del Banco de México promover el sano desarrollo del sistema financiero y propiciar el buen funcionamiento de los sistemas de pagos. Es importante destacar que estas tres finalidades constituyen bienes públicos cuya consecución se refleja en el bienestar de la población. Asimismo, tienen profundos vínculos y complementariedades, que el Instituto Central considera no solo al conducir la política monetaria, sino también en su papel de regulador y supervisor de los sistemas financiero y de pagos.

    Para cumplir con estas finalidades es primordial que este Instituto Central haga un uso responsable de la facultad de emitir dinero fiduciario y que la cantidad de dinero que ponga en circulación, así como los términos y condiciones de acceso al mismo, sean congruentes con su mandato constitucional. Asimismo, es importante que la población tenga confianza en que el Banco Central, en todo momento, conducirá la política monetaria con el objetivo de procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional, lo que implicaría mantener una inflación baja y estable. Esto propicia que la determinación de precios en la economía sea congruente con la meta de inflación de la autoridad monetaria, lo cual tiene claros beneficios para la sociedad.

    Para el mejor cumplimiento de las finalidades de este Banco Central se requiere de autonomía en el ejercicio de sus funciones y su administración. Al respecto, la Constitución confiere al Banco de México el carácter de órgano autónomo. Este atributo contribuye a que este Instituto Central se encuentre en condiciones de alcanzar y consolidar su objetivo prioritario y, de esta manera, contribuir al fortalecimiento de la rectoría del desarrollo económico a cargo del Estado. La autonomía no significa libertad de autodeterminación, al contrario, conlleva un amplio ejercicio de transparencia y rendición de cuentas, respecto a las funciones  determinadas en ley, bajo su carácter de banco central, para cumplir con su mandato constitucional de mantener la inflación baja y estable para el bienestar de la sociedad. La transparencia es una herramienta que, a la vez que fortalece el estado de derecho, contribuye al mejor desempeño económico. En especial, la transparencia resulta fundamental para los bancos centrales contemporáneos, pues es la vía más eficaz para mejorar la comunicación con el público y reforzar la confianza de la ciudadanía en el cumplimiento de sus objetivos.

    El Banco de México adoptó formalmente en 2001 un régimen de objetivos de inflación como marco para conducir la política monetaria y cumplir cabalmente con su mandato constitucional. Al respecto, la Junta de Gobierno de este Instituto Central estableció que, a partir del año 2003, la meta permanente de inflación sería una variación anual del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) de 3%. Además, tomando en cuenta que existe una amplia gama de factores que están fuera del control de la autoridad monetaria y que en el corto plazo pueden incidir sobre la evolución de la inflación, el Banco de México definió un intervalo de variabilidad de más/menos un punto porcentual alrededor de la meta referida. Con lo anterior se reconoce que la inflación general puede presentar volatilidad debido a la ocurrencia de fluctuaciones en precios relativos, cuyo impacto sobre la inflación suele ser transitorio.

    La relevancia del mandato constitucional del Banco de México se sustenta en la necesidad de evitar los costos económicos y sociales asociados con periodos de inflación elevada y volátil, los cuales tienen repercusiones adversas y significativas sobre el bienestar de la población. Ello de manera directa mediante menores salarios reales y creación de empleos, así como una distribución del ingreso más desigual, y en el mediano y largo plazos, al inhibir la inversión y el crecimiento económico. Entre los principales costos de la inflación figuran los siguientes:

    1. La inflación reduce el poder adquisitivo de la moneda y de los salarios reales, con efectos particularmente adversos sobre la población de menores ingresos, lo cual tiende a generar una distribución del ingreso más desigual. En particular, la inflación reduce el poder adquisitivo del dinero, por lo que equivale a un gravamen sobre todo tipo de saldos monetarios. Así, aquellos hogares que mantienen una mayor proporción de sus ingresos y riqueza en efectivo pagan un mayor impuesto. Por lo general, es la población de menores ingresos la que tiene un acceso más limitado al sistema financiero, por lo que mantiene una mayor fracción de sus ingresos en efectivo y, por ende, se ve más afectada por la inflación. Así, en un entorno inflacionario, el poder adquisitivo de la población de menores ingresos disminuye en mayor proporción que el del resto de la población, lo que amplía la desigualdad económica.

    2. La inflación afecta la planeación de mediano y largo plazos de los agentes económicos. Una inflación alta y volátil dificulta la evaluación de proyectos de inversión, ya que genera mayor incertidumbre sobre el comportamiento de los precios en el futuro y, en consecuencia, sobre los retornos esperados asociados con dichos proyectos. Lo anterior tiende a incrementar la rentabilidad requerida a los proyectos de inversión y reduce los horizontes de planeación de los agentes económicos, desalentando la ejecución de proyectos de mediano y largo plazo con un alto rendimiento social y, en consecuencia, disminuye el crecimiento potencial de la economía y la creación de empleos formales y productivos.

    3. La inflación afecta la asignación de recursos en la economía. Bajo un escenario de inflación alta y volátil, las familias y las empresas enfrentan un entorno más incierto para la toma de decisiones, ya que se dificulta la extracción de señales a partir del comportamiento de los precios relativos. Lo anterior distorsiona las decisiones de consumo, ahorro e inversión, y propicia una asignación ineficiente de recursos, con afectaciones sobre la productividad y el crecimiento potencial de la economía. Además, la mayor dificultad para comparar precios entre distintos oferentes de cada producto en un entorno de alta inflación, reduce la competencia en la economía. Por otro lado, un entorno de alta inflación propicia que los agentes económicos asignen mayores recursos a proteger el poder adquisitivo de sus balances nominales, en lugar de destinar estos recursos a actividades productivas.

    4. Una mayor inflación conlleva un entorno de mayor incertidumbre, lo cual incrementa el costo real del crédito en la economía. Una inflación alta y volátil implica que un acreedor enfrenta un mayor riesgo de que la inflación sea mayor a lo anticipado al momento de otorgar el crédito. En dicho escenario, el retorno real sobre su inversión podría disminuir considerablemente. Para enfrentar este riesgo, el acreedor aumentaría el costo del financiamiento, afectando el crédito al sector privado, lo que tiene un efecto especialmente importante sobre el financiamiento hipotecario y de proyectos productivos a largo plazo. Además, también se afecta el costo del financiamiento del sector público en moneda nacional. Todo lo anterior repercute adversamente sobre la inversión, la creación de empleos y el crecimiento económico.

    5. La inflación puede propiciar un proceso de desintermediación financiera. El sector financiero se ve particularmente afectado por inflaciones altas y volátiles. En efecto, cuando la inflación es elevada, es posible que el rendimiento de los instrumentos de ahorro no compense los aumentos en precios. Ante ello, los agentes económicos pueden optar por destinar sus recursos a otros fines, o bien canalizar sus recursos al sistema financiero internacional en búsqueda de activos denominados en moneda extranjera, cuyo valor no se erosione por la inflación de nuestro país, lo que reduce la oferta de fondos que podrían destinarse a inversiones productivas dentro del país.

    6. Un entorno de inflación alta afecta a la estabilidad del sistema financiero. Durante periodos inflacionarios, el riesgo de crédito a empresas y hogares aumenta y su evaluación es más incierta, lo que tiende a generar mayores incumplimientos de crédito. En este contexto, pueden presentarse dificultades financieras en algunos intermediarios lo que, dependiendo de su tamaño y de su importancia sistémica, podría tener repercusiones sobre la estabilidad del sistema financiero.

    Ante los costos asociados con episodios inflacionarios, es posible concluir que procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional es un objetivo que contribuye a un entorno propicio para la realización de actividades productivas, así como a la creación de empleos, al crecimiento de los salarios reales y, en consecuencia, a un mayor bienestar de la población. Un entorno de inflación baja y estable favorece incrementos en la productividad, un crecimiento económico más elevado y sostenido, así como una mejor distribución del ingreso.

    En este contexto, la mejor contribución que puede tener un banco central para promover el desarrollo económico y, en última instancia, el bienestar de la población, consiste, precisamente, en mantener una inflación baja y estable. Además, en la medida que un banco central conduzca la política monetaria con ese fin y evite desviaciones persistentes de la inflación con respecto a su meta, contribuye a propiciar una mayor estabilidad macroeconómica. Esto se debe a que al mantener de manera sostenida inflaciones bajas y estables, así como sus expectativas, se tienden a moderar las fluctuaciones de la actividad económica y del empleo, de tal modo que la producción de bienes y servicios se ubica y se mantiene más cerca de su nivel potencial.

    La evidencia internacional indica que la política monetaria tiene influencia sobre la inflación, mientras que es ineficaz por sí misma para estimular o influir permanentemente en variables reales, como el crecimiento y el empleo. De no ser así, no habría economías con un bajo nivel de desarrollo, ya que estas habrían podido resolver dicho problema mediante expansiones monetarias. No obstante, aun cuando la estabilidad de precios es necesaria para el desarrollo de la economía, por sí sola no es suficiente. Para generar un crecimiento elevado y sostenido también se requiere de un entorno de finanzas públicas sanas y sostenibles, así como de un arreglo institucional que conduzca a una estructura de incentivos que promueva mejoras en la productividad, la acumulación de capital físico y humano y, en general, una mayor competitividad de la economía en su conjunto.

    • Consideraciones generales sobre la conducción de la política monetaria

    El Banco de México conduce la política monetaria a través de un esquema de objetivos de inflación que se caracteriza por el reconocimiento de la estabilidad de precios como su objetivo fundamental, el anuncio de una meta explícita de inflación, un elevado nivel de transparencia, una estrategia de comunicación clara con el público y mecanismos de rendición de cuentas.

    En el proceso antes descrito, la conducción de la política monetaria debe operar de manera continua para alcanzar y mantener una inflación baja y estable, y evitar desviaciones persistentes de la inflación respecto de su meta. Cuando los agentes económicos confían en que la inflación se mantendrá alrededor de la meta del banco central, su mejor respuesta para la toma de decisiones sobre precios, ahorro, inversión y consumo, es considerar dicha meta como la mejor referencia para la inflación esperada, lo que genera claros e importantes beneficios para el funcionamiento de la economía.

    En efecto, cuando la política monetaria se enfoca en mantener un ambiente de inflación baja y estable, y el banco central comunica de manera clara la evolución de los determinantes de la inflación y sus implicaciones para la política monetaria, así como sus decisiones y planes, se contribuye a fortalecer la credibilidad y confianza en su compromiso de mantener la estabilidad de precios. Cuando un banco central goza de credibilidad y los agentes económicos tienen confianza en que este ajustará su postura monetaria ante los choques que pudieran desviar de manera sostenida la inflación de su objetivo, sus expectativas de inflación suelen estar mejor ancladas en torno a dicho objetivo. Lo anterior induce una mayor congruencia entre las expectativas de inflación de los agentes económicos en el proceso de formación de precios y la meta de inflación, lo que genera ganancias en eficiencia, al evitar costos adicionales para alcanzar dicha meta.

    Desde 2008, las acciones de política monetaria del Banco de México se instrumentan mediante la definición de un objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día. En general, dichas acciones influyen sobre toda la curva de rendimientos y, con ello, inciden en la demanda y oferta agregadas. Esto a su vez afecta a la inflación a través de diversos canales que operan simultáneamente y que, en su conjunto, constituyen el mecanismo de transmisión de la política monetaria. Entre los principales canales figuran: i) el canal de tasas de interés; ii) el canal de crédito; iii) el canal de precios de los activos; iv) el canal del tipo de cambio; v) el canal de toma de riesgos; y vi) el canal de expectativas de inflación. La mayoría de estos operan principalmente mediante sus efectos sobre la demanda agregada, si bien algunos, como es el caso del canal del tipo de cambio y el de las expectativas de inflación, también influyen en la oferta agregada mediante su efecto en la determinación de precios por parte de los agentes económicos.

    Las acciones de política monetaria, a través de los canales referidos, inciden con cierto rezago sobre la economía y, a su vez, sobre la inflación. Por ello, el Banco de México toma sus decisiones a partir de una evaluación cuidadosa y detallada de la coyuntura económica y de las condiciones monetarias y financieras prevalecientes, así como de sus perspectivas en el horizonte en el que opera la política monetaria. En este proceso, los pronósticos de inflación del Banco Central tienen un papel de gran importancia. Desde 2018, en los Informes Trimestrales se publican los pronósticos puntuales de las variaciones anuales promedio trimestrales de la inflación para los siguientes ocho trimestres. Esto permite evaluar la trayectoria observada de la inflación con respecto a las previsiones del Banco Central. Además, los choques que afectan a la inflación y las posibles desviaciones respecto a su meta son analizadas y tienen gran relevancia en el proceso de toma de decisiones de política monetaria.

    En el Informe Trimestral Abril-Junio 2018 se describieron las principales características de un régimen de objetivos de inflación con base en pronósticos. En dicho régimen, los bancos centrales determinan la postura de política monetaria de tal manera que los pronósticos de inflación que resultan de esta sean congruentes con el cumplimiento de su mandato, considerando el horizonte en que opera la política monetaria. Así, cuando la trayectoria pronosticada para la inflación se desvía de la meta de inflación, las autoridades monetarias evalúan la naturaleza, magnitud y persistencia previstas de los choques inflacionarios y, en caso de ser necesario, ajustan la postura de política monetaria. En este sentido, dichos pronósticos constituyen una referencia explícita de las previsiones sobre los determinantes de la inflación y de los efectos esperados del manejo de la política monetaria, que facilitan su evaluación por parte del público. Por ello, la publicación de pronósticos de inflación es un elemento fundamental en la estrategia de comunicación de los bancos centrales.

    Los pronósticos de inflación de la autoridad monetaria pueden interpretarse como un “objetivo intermedio”; es decir, como un objetivo que no es un fin en sí mismo, pero que orienta la conducción de la política monetaria para que la trayectoria de inflación pronosticada sea congruente con la meta de inflación. En particular, el pronóstico de inflación del banco central tiene características propias de un objetivo intermedio: i) está altamente correlacionado con la inflación futura y el cumplimiento de la meta; ii) se tiene un mayor control sobre este que sobre la inflación que habrá de observarse en el futuro ya que la inflación está sujeta a posibles choques adicionales; y iii) su publicación lo hace ampliamente visible al público y facilita la evaluación de la conducción de la política monetaria.

    Tomando en cuenta las consideraciones anteriores, la manera en que se utilizan los pronósticos de inflación en el proceso de decisión de la política monetaria bajo un esquema de este tipo puede ser descrita conceptualmente mediante las siguientes etapas:

    1. Considerando toda la información adicional disponible, se elabora un nuevo pronóstico de inflación. Si el nuevo pronóstico de inflación es similar al anterior y se ubica alrededor de su meta, la postura de política monetaria resultante sería similar a la postura previamente considerada.

    2. Si el nuevo pronóstico de inflación se desvía del criterio referido, el Instituto Central evalúa el horizonte específico en el que la inflación podría nuevamente ubicarse en su meta, considerando la naturaleza, magnitud y persistencia prevista para los choques que están afectando a la inflación y las condiciones cíclicas de la economía. En particular, evalúa la postura de política monetaria que se necesitaría para que el nuevo pronóstico alcance la meta de inflación bajo las nuevas condiciones, considerando un ajuste ordenado en la economía.

    3. Finalmente, se publica el nuevo pronóstico de inflación y, en su caso, se explican las razones de las modificaciones en los pronósticos. Al mismo tiempo, se comenta sobre la fecha en que se estima que la inflación se  ubicaría en su meta y cómo la postura adoptada de política monetaria contribuiría a este propósito.

    Es importante señalar que la literatura destaca que en un régimen de objetivos de inflación con base en pronósticos, los participantes en los mercados y el público en general disponen de más elementos para dar seguimiento y evaluar la conducción de la política monetaria. Ello puede contribuir a una mayor credibilidad en las estrategias y acciones de los bancos centrales y en el cumplimiento de sus metas lo que, a su vez, conduce a un mejor anclaje de las expectativas de inflación. Con ello, se fortalece el mecanismo de transmisión de la política monetaria.

    El régimen referido implica el uso de modelos, tanto para pronosticar la inflación como para analizar los efectos de la política monetaria sobre la economía en su conjunto. Si bien dichos modelos son útiles para la conducción de la política monetaria, al ser una representación simplificada de la economía, no consideran aspectos que, bajo ciertas circunstancias, pueden ser relevantes para las decisiones de política monetaria. Ello sucede en mayor medida en las economías emergentes, las cuales usualmente enfrentan mayores fuentes de incertidumbre y volatilidad que las economías avanzadas. En este sentido, las decisiones de política monetaria deben considerar un amplio rango de elementos que no siempre están totalmente capturados en los modelos que se utilizan para pronosticar la actividad económica y la inflación.

    Por último, es importante enfatizar que la transparencia en cuanto al proceder de un banco central es esencial para generar confianza y credibilidad respecto de sus acciones y para poder cumplir con su mandato de estabilidad de precios. En este sentido, la Junta de Gobierno del Banco de México ha implementado diversas modificaciones a su estrategia de comunicación con la finalidad de seguir avanzando en la adopción de mejores prácticas. Al respecto, en los últimos años se han adoptado medidas adicionales de transparencia y mejoras en la estrategia de comunicación. Al respecto, en febrero de 2020 se actualizaron y se hicieron públicos por primera vez los Criterios Generales de Comunicación de la Junta de Gobierno y servidores públicos del Banco de México.8 Esta actualización incorpora las mejores prácticas y criterios adoptados por diversos bancos centrales y organismos internacionales en materia de comunicación. Al mismo tiempo, se implementaron medidas para hacer más claros y concisos tanto los Comunicados de Prensa sobre el Anuncio de la Decisión de Política Monetaria como las Minutas correspondientes.

    • Conducción de la política monetaria en 2020 y consideraciones para 2021

    Durante 2020, el Banco de México condujo la política monetaria en un entorno de choques significativos y de marcada incertidumbre. Ello debido, principalmente, a las afectaciones generadas por la pandemia de COVID-19 y las medidas adoptadas para contener su propagación. En particular, la economía mexicana enfrentó la combinación de distintos choques simultáneos y de magnitud considerable:

    1. Choque financiero: Ante un incremento súbito en la aversión al riesgo en los mercados financieros internacionales, la economía mexicana enfrentó un choque financiero que en un lapso muy corto, entre marzo y abril, condujo a aumentos importantes en las primas de riesgo y en las tasas de interés, así como a una depreciación significativa del peso mexicano y salidas de capital.

    2. Choque de oferta: Las medidas para contener la propagación del virus, tales como los paros en la producción manufacturera y en diversos servicios, entre otras, dieron lugar a una contracción de la oferta. Ello también tuvo repercusiones sobre el funcionamiento de las cadenas globales de valor y la provisión de insumos para la producción nacional.

    3. Choque de demanda: La propagación de la pandemia a nivel global condujo a que la economía nacional enfrentara una menor demanda externa. Además, las medidas de distanciamiento social adoptadas en el país y los menores ingresos de hogares y empresas contribuyeron a una contracción de la demanda interna.

    Profundizando en el entorno internacional que se enfrentó a lo largo de 2020, los choques derivados de la pandemia de COVID-19 afectaron a todos los países de manera generalizada y, en consecuencia, tuvieron repercusiones sobre la actividad económica, la inflación y las condiciones financieras globales. Desde finales de febrero de 2020 el entorno económico y financiero internacional se volvió significativamente más adverso. A medida que la pandemia se iba extendiendo a un mayor número de países y se tomaban medidas para contener la propagación del virus, se observaron afectaciones muy importantes sobre la actividad económica mundial. Así, durante el segundo trimestre de 2020 se registró una fuerte contracción económica global, que condujo a una revisión significativa de las expectativas económicas y a una disminución en los precios de las materias primas, principalmente del petróleo. A su vez, los menores precios de la energía y el debilitamiento económico resultado de la pandemia condujeron a que la inflación general disminuyera en la mayoría de las economías y se ubicara en niveles inferiores a las metas de sus bancos centrales. Asimismo, los efectos de la pandemia propiciaron un deterioro importante en las condiciones financieras globales, principalmente en marzo y abril, provocando una recomposición en los portafolios de los inversionistas hacia activos de menor riesgo.

    En este contexto, los bancos centrales de economías avanzadas y emergentes relajaron sus posturas de política monetaria e implementaron medidas extraordinarias para restablecer el funcionamiento ordenado de los mercados financieros. En paralelo, los gobiernos de diversos países adoptaron medidas fiscales para atenuar los efectos adversos sobre el empleo y los ingresos de hogares y empresas. Durante el tercer trimestre de 2020 comenzó a observarse una recuperación económica, principalmente ante la reapertura de diversas actividades productivas y las medidas de estímulo referidas. Este proceso de recuperación ha sido parcial y heterogéneo entre países y sectores. Además, la economía global todavía no ha alcanzado los niveles de actividad previos a la pandemia. En cuanto a los mercados financieros internacionales, después del episodio de elevada aversión al riesgo de marzo y abril, estos mejoraron, aunque siguieron sujetos a periodos de volatilidad, si bien más acotada. La evolución positiva de los mercados financieros obedeció, inicialmente, a las medidas monetarias y fiscales adoptadas en las economías avanzadas sistémicamente importantes. Posteriormente, también contribuyeron la gradual recuperación económica y los avances en el desarrollo de vacunas para combatir al COVID-19, entre otros factores. La economía mundial y los mercados financieros internacionales siguen sujetos a diversos riesgos, destacando la evolución de la pandemia, la producción y distribución de vacunas, y la suficiencia de estímulos fiscales, entre otros.

    En el ámbito interno, los choques derivados de la pandemia de COVID-19 tuvieron repercusiones importantes sobre la economía mexicana y los mercados financieros nacionales. Sobre estos últimos, en marzo y abril el país enfrentó un aumento súbito en la aversión al riesgo global, una disminución en los precios del petróleo y reducciones en la calificación de la deuda soberana y de Pemex, lo que propició aumentos importantes en las primas de riesgo y en las tasas de interés, así como una depreciación cambiaria significativa y salidas de capitales. Sin embargo, en los meses subsecuentes los precios de los activos financieros nacionales empezaron a recuperarse en línea con el comportamiento positivo de los mercados financieros internacionales y con los efectos de las medidas que adoptaron las autoridades financieras para preservar un funcionamiento ordenado de los mercados. En particular, las decisiones de política monetaria de marzo y abril estuvieron acompañadas por el anuncio de medidas para preservar un comportamiento ordenado de los mercados, fortalecer los canales de otorgamiento de crédito y proveer liquidez para promover el sano desarrollo del sistema financiero. Dichas medidas se ampliaron, ajustaron y extendieron entre julio y diciembre de 2020. En ese contexto, las tasas de interés de los valores gubernamentales registraron disminuciones y la cotización de la moneda nacional mostró una apreciación. Cabe  señalar que después del choque financiero de marzo y abril, la curva de rendimientos en México mostró un ajuste a la baja ordenado y significativo, que se compara favorablemente con el registrado en otras economías emergentes. El desplazamiento a la baja de la curva de rendimientos está asociado tanto a un entorno más positivo en los mercados financieros internacionales, como al marco macroeconómico que ha mantenido nuestro país, con una política monetaria enfocada en procurar la estabilidad de precios. No obstante, los mercados financieros registraron algunos episodios de volatilidad, por ejemplo en la segunda mitad de septiembre y durante octubre, asociados principalmente con la incertidumbre sobre el proceso electoral en Estados Unidos y con un aumento en el número de casos de COVID-19 en diversos países, entre otros factores.

    En cuanto a la actividad económica nacional, si bien a inicios de 2020 se mantenía el estancamiento que se había observado en los trimestres previos, a partir de marzo la producción resintió la debilidad económica global y las medidas adoptadas para contener la propagación interna de la pandemia. La emergencia sanitaria tuvo repercusiones significativas sobre la actividad económica en México y ocasionó una fuerte disminución del producto y profundas contracciones del empleo en el segundo trimestre de 2020. Posteriormente, durante la segunda mitad del año se observó una recuperación económica como resultado de la reanudación de las actividades productivas en diversos sectores y de la reactivación de la demanda externa. No obstante, la actividad económica permanece por debajo de los niveles previos a la pandemia. Si bien se prevé una recuperación moderada, persiste un entorno de marcada incertidumbre y la pandemia aún implica riesgos a la baja. Respecto del mercado laboral, de manera congruente con la gradual reactivación de las actividades productivas y la mayor movilidad de las personas, diversos indicadores registraron una mejoría a partir del tercer trimestre del año. No obstante, el nivel de ocupación también permanece por debajo del registrado antes de la pandemia.

    Con respecto a la evolución de la inflación durante 2020, esta se vio afectada por los efectos de la pandemia de COVID-19, tanto sobre la demanda y los patrones de consumo, como por los choques al tipo de cambio y de oferta. Así, inicialmente la inflación general disminuyó y en abril de 2020 registró su segundo nivel históricamente más bajo, al situarse en 2.15%. Ello obedeció, principalmente, a una caída en los precios de los energéticos, ante reducciones significativas en sus referencias internacionales. Lo anterior condujo a que la inflación no subyacente se ubicara en terreno negativo por primera vez desde que se tiene registro. No obstante, la inflación general comenzó a incrementarse a partir de mayo, como resultado de los aumentos en las referencias internacionales de los precios de los energéticos y de un repunte en la inflación subyacente. En relación con esta última, los efectos de la pandemia dieron lugar a un ajuste en los precios relativos, toda vez que se presentaron presiones al alza sobre la inflación de las mercancías, especialmente las alimenticias, y a la baja sobre la de los servicios. Así, la inflación general aumentó hasta alcanzar un nivel de 4.09% en octubre de 2020. Posteriormente, en los dos últimos meses del año la inflación general disminuyó para situarse en 3.15% al cierre de 2020. A lo anterior contribuyeron las reducciones tanto del componente subyacente como del no subyacente. El primero principalmente asociado a una menor variación anual de los precios de los  servicios, mientras que la reducción de la inflación no subyacente obedeció, primordialmente, a las caídas en las variaciones anuales de los precios de frutas y verduras y de las gasolinas.

    Respecto de las decisiones de política monetaria, durante 2020 el Banco de México redujo en 300 puntos base el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día, alcanzando a partir de septiembre un nivel de 4.25%. En su reunión de febrero, la reducción en la tasa de referencia fue de 25 puntos base. Posteriormente, en cada una de las reuniones de marzo, abril, mayo, junio y agosto la reducción fue de 50 puntos base, mientras que en la de septiembre esta fue de 25 puntos base. Finalmente, en las reuniones de noviembre y diciembre la tasa de referencia se mantuvo sin cambio.

    En febrero de 2020, la reducción de 25 puntos base en la tasa de referencia se hizo con base en los niveles alcanzados por la inflación general, la mayor amplitud de las condiciones de holgura de la economía y el comportamiento de las curvas de rendimiento externas e internas. Posteriormente, en las reducciones subsecuentes, se tomaron en cuenta las afectaciones previstas para la inflación, la actividad económica y los mercados financieros derivadas de la pandemia de COVID-19. Asimismo, como se mencionó previamente, las decisiones de política monetaria de marzo y abril estuvieron acompañadas del anuncio de medidas adicionales para preservar un comportamiento ordenado de los mercados financieros, fortalecer los canales de otorgamiento de crédito y proveer liquidez para promover el sano desarrollo del sistema financiero. Estas acciones comprendieron operaciones facultadas por la Ley del Banco de México. En su conjunto, las medidas en moneda nacional previeron un apoyo al funcionamiento del sistema financiero hasta por 800 mil millones de pesos, cifra equivalente a 3.3% del PIB de 2019.

    En las decisiones subsecuentes, la Junta de Gobierno del Banco de México consideró que los retos derivados de la pandemia para la política monetaria incluían tanto una importante afectación a la actividad económica como un choque financiero y sus efectos en la inflación. En este contexto, en las reducciones de la tasa de referencia de 50 puntos base que se llevaron a cabo en mayo, junio y agosto se consideró el espacio que, en balance, los escenarios previstos otorgaban a la política monetaria. En el comunicado de septiembre se señaló que dicho espacio era limitado y se redujo la tasa de referencia en 25 puntos base. Con relación a las decisiones de noviembre y diciembre, la Junta de Gobierno decidió mantener la tasa de referencia en 4.25%, destacando que dicha pausa brindaba el espacio necesario para confirmar una trayectoria convergente de la inflación a la meta. Apuntó que hacia delante la conducción de la política monetaria dependería de la evolución de los factores que inciden en la inflación general y subyacente, en sus trayectorias previstas en el horizonte de pronóstico y en sus expectativas.

    En un contexto de afectaciones económicas y financieras considerables, el Banco de México adoptó una estrategia de política monetaria que buscaba ser oportuna y prudente, utilizando toda la información disponible, en la que la postura monetaria condujera a una convergencia ordenada y sostenida de la inflación hacia su meta en el horizonte de pronóstico y propiciara un ajuste ordenado en los mercados financieros nacionales y en la actividad económica. Adicionalmente, ante una coyuntura compleja aprobó diversas medidas acordes con sus finalidades de promover el sano desarrollo del sistema financiero y el buen funcionamiento del sistema de pagos, así como para fortalecer el canal de otorgamiento de crédito en la economía.

    En 2021 la economía mexicana seguirá enfrentando un entorno incierto. Ello, principalmente asociado a la evolución de la pandemia, tanto a nivel global como nacional, a la duración de las nuevas restricciones a la operación en diferentes sectores, a la evolución que presente la demanda por diferentes bienes y servicios y a la aplicación de las vacunas. Si bien se anticipa que la economía seguirá recuperándose de forma gradual, existen retos importantes para la reactivación de la demanda agregada, particularmente por la debilidad del componente interno y del mercado laboral. En este sentido, se prevé que las condiciones de holgura sigan mostrando una amplitud considerable a lo largo del horizonte de pronóstico, si bien se anticipa que vayan disminuyendo gradualmente.

    La evolución de la inflación ha estado sujeta a choques considerables y con efectos en diferentes sentidos, lo cual impone retos y disyuntivas a la conducción de la política monetaria. Para guiar sus acciones de política monetaria, la Junta de Gobierno dará seguimiento cercano a la evolución de la inflación con respecto a lo previsto, considerando la postura monetaria adoptada y el horizonte en el que esta opera. En este proceso, utilizará la información disponible de los determinantes de la inflación, así como sus expectativas de mediano y largo plazos, incluyendo el balance de riesgos para estos. La Junta de Gobierno continuará dando seguimiento cercano a todos los factores y elementos de incertidumbre que inciden en el comportamiento de la inflación y sus perspectivas, y tomará las acciones que se requieran con base en la información adicional, de tal manera que la tasa de referencia sea congruente con la convergencia ordenada y sostenida de la inflación general a la meta del Banco de México en el plazo en el que opera la política monetaria.

    La política económica, incluyendo los ámbitos monetario y fiscal, sigue enfrentando en el corto plazo el reto de tomar acciones que contribuyan a alcanzar una recuperación generalizada y sostenida de la economía y del mercado laboral. Lo anterior sin poner en riesgo la fortaleza de los fundamentos macroeconómicos y salvaguardando el ámbito institucional. Esta reactivación requiere fomentar las condiciones que permitan atraer una mayor inversión y reducir la incertidumbre económica interna. Para el mediano plazo, se enfrenta el reto de que la pandemia pudiera tener efectos persistentes en algunos sectores y regiones. Por ello, es necesario permitir los ajustes necesarios en la economía para impulsar la reactivación de la actividad productiva y del empleo, mediante la flexibilidad en la asignación de recursos y procurando un funcionamiento microeconómico eficiente. Además, se debe seguir trabajando en corregir los problemas institucionales y estructurales que han propiciado bajos niveles de inversión y productividad. De igual forma, se debe continuar con el esfuerzo de fortalecer el estado de derecho, abatir la corrupción y combatir la inseguridad. Todo ello redundará en un mayor dinamismo económico, lo que permitirá generar mejores oportunidades de desarrollo y un mayor bienestar para toda la población, no solo en la etapa de recuperación sino, especialmente, en el más largo plazo.

  • Anticipan nueva baja en tasa de Banxico

    banxico slide2

    Citibanamex

    Encuesta Citibanamex de Expectativas

    • Cambio anticipado en el ritmo de recortes a la tasa de interés. De un total de 25 instituciones participantes en nuestra Encuesta Citibanamex de Expectativas (ECE) del día de hoy, 18 consideran que el próximo movimiento para la tasa de política de Banxico tendrá lugar en septiembre. Dentro de ese grupo, la gran mayoría (16 de ellas) anticipan un recorte de 25pb, en contraste con las disminuciones de 50pb observadas en cada una de las decisiones de política monetaria desde marzo. Seis instituciones no proveyeron una respuesta explícita para el siguiente movimiento de la tasa de política aunque las seis indicaron que la tasa de interés al cierre de año será 4.50%, su nivel actual. El pronóstico mediano para la tasa de política al cierre de 2020 se mantiene en 4.25%, mientras que la estimación correspondiente para finales de 2021 disminuyó a 4.00% desde 4.25% hace una quincena.
    • Las estimaciones para el tipo de cambio al cierre de año disminuyen. A pesar de la volatilidad en el mercado cambiario en los últimos meses, los pronósticos del consenso para el USDMXN al cierre de 2020 han sido notablemente estables desde la segunda mitad de marzo, permaneciendo dentro del rango de los 22.50-23.00 pesos por dólar. La estimación mediana en la edición de hoy de nuestra encuesta alcanzó 22.70 pesos por dólar, ligeramente menor al pronóstico de 22.80 de hace una quincena. Para el cierre de 2021, la previsión del consenso disminuyó a 22.50 desde 22.70 hace dos semanas.
    • El consenso pronostica que la inflación general anual será de 4.0% en agosto y de 4.1% en septiembre. Los participantes de la encuesta anticipan una expansión del INPC de 0.38% mensual en agosto, lo que implica una tasa anual de 4.03%, 0.41pp mayor que la de un mes atrás. Se anticipa que la inflación subyacente sea de 0.28% m/m, o bien 3.93% a/a, por encima de la de 3.85% observada en julio. Así, la inflación no subyacente en agosto sería de 4.36% a/a desde el 2.92% observado hace un mes. Para septiembre, el consenso pronostica que las tasas de inflación general y subyacente serán de 0.32% m/m y 0.30% m/m, respectivamente, o 4.09% y 3.93% en términos anuales, en ese mismo orden.
    • Las expectativas de inflación al cierre de año suben de nuevo. La estimación mediana para la inflación general al cierre de 2020 subió a 3.80% desde 3.70% hace quince días, mientras que el pronóstico correspondiente para finales de 2021 aumentó a 3.55% desde 3.52%. La inflación subyacente esperada hacia finales de 2020 también se incrementó a 3.88% desde el 3.82% anterior, mientras que para el cierre del próximo año subió marginalmente a 3.50% desde 3.49% hace quince días.
    • Las expectativas de crecimiento del PIB en 2020 se mantienen en -9.9%, igual a hace dos semanas. Para 2021, las proyecciones del crecimiento económico se mantienen sin cambios en 3.5%.
  • Sube inflación en julio en línea a expectativas

    Banorte

    Inflación julio – Tasa anual sube a 3.6%, en línea con las expectativas

    • Inflación general (julio): 0.66% m/m; Banorte: 0.71%; consenso: 0.65% (rango: 0.40% a 0.72%); anterior: 0.55%
    • Inflación subyacente (julio): 0.40% m/m; Banorte: 0.42%; consenso: 0.40% (rango: 0.26% a 0.43%); anterior: 0.37%
    • Observamos alzas relevantes tanto en la subyacente como no subyacente, aunque con un alza más moderada en la segunda quincena. En el primero, vimos presiones en alimentos procesados (0.6%) y otros bienes (0.7%). Los servicios siguen contenidos. En el segundo, los energéticos subieron 3.9%. En agropecuarios, destacamos que las frutas y verduras revirtieron parcialmente su caída previa, aunque logrando cerrar 1.4% más abajo
    • La inflación anual subió desde 3.33% en junio a 3.62%, máximo de los últimos cinco meses. La subyacente pasó de 3.71% a 3.85% en el mismo periodo. Mantenemos nuestro estimado al cierre de año para la inflación general en 3.7%, mayor a la expectativa de mercado en 3.6%
    • Conservamos largos en el Udibono Dic’25

    Inflación de 0.66% m/m en julio, en línea con lo esperado. Esta cifra se ubicó prácticamente en línea con el consenso en 0.65%, pero más lejana a nuestro 0.71%. Con esto, la inflación hila cuatro quincenas superando al consenso, aunque con las sorpresas moderándose recientemente. Destacamos aumentos tanto en la subyacente como en la no subyacente –aunque más modestos relativo a la primera quincena– añadiendo 30pb y 36pb en el mes, en el mismo orden. En la primera observamos alzas en alimentos procesados (0.6% m/m) y otros bienes (0.7%), en nuestra opinión influenciados por la reapertura de la economía. Los servicios siguen contenidos, avanzando solo 0.1% (contribución: +5pb). En la no subyacente, los energéticos subieron de nuevo, presionándose 3.9%. La gasolina de bajo octanaje aumentó 5.6% (contribución: +27pb). Los agropecuarios revirtieron parte de la baja de la primera mitad, cerrando prácticamente sin cambios durante el mes.

    A pesar del aumento en la inflación anual, creemos que Banxico continuará recortando la tasa de referencia. La inflación general subió desde 3.33% a/a en junio a 3.62%, máximo de los últimos cinco meses. La subyacente también resultó más alta, pasando de 3.71% a 3.85% en el mismo periodo y con incrementos desde abril. En nuestra opinión, el tono de la mayoría de los miembros de la Junta de Gobierno sigue siendo dovish, sobre todo ante la fuerte contracción de la economía, como se confirmó con el PIB del 2T20. En este contexto, creemos que el banco central continuará recortando la tasa en una magnitud de 50pb en cada una de las próximas dos juntas, el próximo 13 de agosto y 24 de septiembre, llevándola a 4.00%, donde anticipamos que cierre 2020. Por su parte, creemos que seguirán señalizando una postura de cautela a pesar de un entorno de bajos precios a nivel global y amplia lasitud monetaria, tanto entre desarrollados como emergentes, sobre todo debido a la incertidumbre y dinámica reciente en la inflación. En particular, destaca que el componente subyacente no ha logrado bajar más allá de 3.5% a/a desde finales de 2016 a pesar del mayor grado de holgura de la economía. En este contexto, mantenemos nuestro pronóstico para la inflación general en 3.7% y para la subyacente en 3.9% al cierre de este año, por encima del 3.6% y 3.7% del consenso de acuerdo con la última encuesta del banco central, en el mismo orden. En nuestra opinión, este último factor, así como la cautela mostrada por la institución respecto a los riesgos a la estabilidad financiera en un entorno muy incierto, seguirán siendo factores relevantes para una pausa relativamente pronto del ciclo de baja de la tasa de referencia –en 4.00%, por encima del mínimo de 3.00% observado entre mediados de 2014 hasta finales de 2015–, mismo que inició en agosto del año pasado cuando se ubicaba en 8.25%.

    De nuestro equipo de estrategia de renta fija y tipo de cambio

    Conservamos largos en el Udibono Dic’25. El reporte de inflación de este viernes continúa validando nuestra perspectiva de un carry atractivo en tasas reales para el segundo semestre del año el cual, de acuerdo con nuestros estimados de inflación, se ubica en 2.09% (5.22% a tasa anualizada) para los 146 días restantes en 2020. Las inflaciones implícitas en el mercado han observado un desempeño relativamente estable en las últimas semanas con mayores ajustes al alza en lecturas de corto plazo, resultado del mejor desempeño relativo en Udibonos respecto a Bonos M en este periodo. En este sentido, el breakeven de 3 años se ubica en 3.35%, 35pb por arriba de su media de 12 meses y 32pb superior a su nivel un mes atrás. Por su parte, las métricas de 5, 10 y 30 años marcan niveles con un promedio de 2pb debajo de su media de 12 meses y 16pb superior a su lectura un mes atrás. Con ello en mente, en términos de estrategia, conservamos nuestra recomendación de inversión abierta el pasado 23 de julio consistiendo en posiciones largas en el Udibono Dic’25 con entrada en 1.78%, objetivo en 1.48%, stop-loss en 2.00% y último cierre en 1.58%.

  • Encuesta de Citibanamex revela deterioro de expectativas

    Citibanamex

    Encuesta Citibanamex de Expectativas

    • El consenso espera un recorte de tasas en agosto. La mayoría de los participantes (23/28) en nuestra Encuesta Citibanamex de Expectativas (ECE) anticipa que el próximo movimiento en la tasa de política de Banxico será en agosto, con 16 de ellos esperando un recorte de 50 pb. Los pronósticos del consenso de la tasa de política al cierre de 2020 y 2021 se mantienen en 4.50%, igual que hace dos semanas.
    • Estimaciones de un peso ligeramente más débil respecto al dólar. El consenso ahora espera que el USDMXN alcance 22.80 al cierre de 2020, desde 22.73 pesos por dólar hace una quincena. Las proyecciones del tipo de cambio se han mantenido relativamente estables y en el intervalo de 22.50-23.00 desde la segunda quincena de marzo. Para finales de 2021, el consenso ahora prevé un peso ligeramente más depreciado con respecto a nuestra encuesta anterior, en 22.50 unidades por dólar vs 22.37 anteriormente.
    • La inflación general se estima en 3.2%a/a en junio. Los participantes de la encuesta anticipan que el INPC aumentó en 0.42% m/m en junio, lo que implica una tasa anual de 3.20%. Esta última está por arriba del 2.84% observado en mayo. La inflación subyacente se espera en 0.31%m/m, o 3.65% a/a, marginalmente mayor que la tasa de 3.64% observada en mayo. Estas previsiones implican que la inflación no subyacente se estima en 1.79% anual en junio, mayor que la de 0.35% anual de mayo. Para julio, el consenso pronostica la inflación general y la subyacente en 0.36%m/m y 0.21%m/m, respectivamente, o 3.19% a/a y 3.60% a/a.
    • Para el cierre de 2020, las expectativas para la inflación general aumentaron a 3.34% desde 3.20% antes, mientras que para 2021 se mantuvieron sin cambios en 3.50%. Los pronósticos de consenso para la inflación subyacente al cierre de 2020 y 2021 aumentaron a 3.55% y 3.48%, respectivamente, desde los 3.50% y 3.40% anteriores.
    • Menores pronósticos del crecimiento del PIB para 2020. El consenso ahora anticipa un crecimiento del PIB este año en -9.2% desde -8.4% hace dos semanas. Se mantiene elevada la incertidumbre en torno a estas estimaciones, con un rango que va de -12.0% a -6.5%. Para 2021, las proyecciones de crecimiento del PIB se incrementaron ligeramente a 3.0% desde 2.7% anteriormente.

  • Analistas anticipan caída del PIB de 7.8%

    Citibanamex

    Encuesta Citibanamex de Expectativas

    • Casi consenso en torno a la expectativa de un recorte de 50pb en junio. Todos los participantes de la Encuesta Citibanamex de Expectativas (ECE) anticipan que el próximo movimiento para la tasa de política de Banxico será hacia menores tasas en junio, con 23/24 de las instituciones estimando una disminución de 50pb. Los pronósticos del consenso para la tasa de política al cierre de 2020 y 2021 se mantienen ambos en 4.50%, igual que hace dos semanas.
    • las estimaciones para la cotización peso-dólar en 2020 se mantienen estables. El consenso ahora espera que el USDMXN alcance 22.95 al cierre del año, similar al estimado de 23.00 pesos por dólar hace una quincena. Para el cierre de 2021, el consenso ahora prevé un peso ligeramente más depreciado respecto a la encuesta anterior, en 22.50 unidades por dólar vs. 22.25 previamente.
    • El consenso pronostica una inflación general anual de 3.0% en mayo y de 3.1% en junio. Los participantes de la encuesta proyectan una expansión del INPC de 0.51%m/m en mayo, lo que implica una tasa anual de 2.97%, 0.82pp mayor que el mes anterior. La inflación subyacente se anticipa en 0.41%m/m, o 3.76%a/a, por encima del 3.50% observado en abril. Por lo tanto, la inflación no subyacente se estima en 0.80% anual en mayo, desde el -1.96% anual observado un mes antes. Para junio, el consenso pronostica inflaciones general y subyacente de 0.23%m/m y 0.24%m/m, respectivamente, o bien 3.14%a/a y 3.69%a/a.
    • Las expectativas de inflación para el cierre de año aumentaron. La estimación mediana de la inflación general para el cierre de 2020 aumentó a 3.20% desde 2.98% la quincena anterior, mientras que el pronóstico correspondiente para 2021 permaneció en 3.50%. La inflación subyacente esperada para el cierre de 2020 se incrementó ligeramente a 3.50% desde el 3.47% anterior, mientras que para 2021 disminuyó a 3.40% desde 3.47% en la encuesta previa.
    • Las expectativas para el crecimiento del PIB se revisan ligeramente a la baja. Los participantes de la ECE ahora pronostican un crecimiento del PIB en 2020 de -7.8% desde el -7.6% hace dos semanas. La incertidumbre en torno a estas estimaciones se mantiene elevada, como lo refleja el rango correspondiente que va desde -10.0% hasta -6.0%. Para 2021, las proyecciones del crecimiento del PIB según el consenso siguen en 2.5%.
Accesibilidad